RAZONES PARA LEER EL LIBRO
El lector de este libro se encontrará con el más crudo relato de una mujer que internada en la selva de la vida debió enfrentarse a un mundo de hombres creado por hombres.
Puedo en este momento decirles que se trata de un relato autobiográfico, que encontró en la poesía esa gota de oxígeno para poder seguir viva.
Un relato lineal, con descripciones de espacios y fechas que cumplen una función nodal.
Pasar por esta intersección, no será gratuito; saldremos transformados, experimentados. Ya no seremos los mismos.
Nos replantearemos nuestras actitudes, nuestras vidas, cumpliendo con creces uno de los objetivos que la autora se propone desde el prólogo: “la autoayuda”.
No será necesario ser golpeador, víctima o victimario. Todos seremos llamados para volver a pensarnos como sociedad. Las organizaciones jurídicas podrán verse reflejadas en este espejo borgeano, que repite y nos repite con inexorable criminalidad. El elemento religioso, tampoco queda al margen de los alegatos de quien ha padecido las consecuencias de tamaña desidia. Ana, una vez más aparecerá desnuda para que en la soledad de la lectura veamos los flagelos de una sociedad que, de a ratos, parece perder el rumbo.
No asistiremos a una simple representación maniqueísta de la lucha entre el bien y el mal. La fuerza del relato no nos muestra una mujer entregada, tirada en una cama esperando la llegada de un salvador; sino una de pie en una búsqueda constante. Encontraremos un anexo a la historia, que no es otra cosa que algunas señales de su recorrido, las otras están detrás de la sangre que nos dejan ver sus versos, en “esos recuerdos que me asaltan”, donde el punto final, no indica final, sino principio para que constantemente nos estemos preguntando ¿Qué hemos hecho?- ¿Qué nos resta hacer?- ¿Cuánto nos falta para cumplir nuestros sueños?
LUIS (solo un amigo)
Luis Rubén Roldán
Prof. de Lengua y Literatura
El lector de este libro se encontrará con el más crudo relato de una mujer que internada en la selva de la vida debió enfrentarse a un mundo de hombres creado por hombres.
Puedo en este momento decirles que se trata de un relato autobiográfico, que encontró en la poesía esa gota de oxígeno para poder seguir viva.
Un relato lineal, con descripciones de espacios y fechas que cumplen una función nodal.
Pasar por esta intersección, no será gratuito; saldremos transformados, experimentados. Ya no seremos los mismos.
Nos replantearemos nuestras actitudes, nuestras vidas, cumpliendo con creces uno de los objetivos que la autora se propone desde el prólogo: “la autoayuda”.
No será necesario ser golpeador, víctima o victimario. Todos seremos llamados para volver a pensarnos como sociedad. Las organizaciones jurídicas podrán verse reflejadas en este espejo borgeano, que repite y nos repite con inexorable criminalidad. El elemento religioso, tampoco queda al margen de los alegatos de quien ha padecido las consecuencias de tamaña desidia. Ana, una vez más aparecerá desnuda para que en la soledad de la lectura veamos los flagelos de una sociedad que, de a ratos, parece perder el rumbo.
No asistiremos a una simple representación maniqueísta de la lucha entre el bien y el mal. La fuerza del relato no nos muestra una mujer entregada, tirada en una cama esperando la llegada de un salvador; sino una de pie en una búsqueda constante. Encontraremos un anexo a la historia, que no es otra cosa que algunas señales de su recorrido, las otras están detrás de la sangre que nos dejan ver sus versos, en “esos recuerdos que me asaltan”, donde el punto final, no indica final, sino principio para que constantemente nos estemos preguntando ¿Qué hemos hecho?- ¿Qué nos resta hacer?- ¿Cuánto nos falta para cumplir nuestros sueños?
LUIS (solo un amigo)
Luis Rubén Roldán
Prof. de Lengua y Literatura
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